Recuerdo aquel desayuno que compartimos juntos. El mejor.
Hace 1 año aproximadamente...
El sonido de un timbre me despertó. ¿Quién sería a esas horas?. Cabreado, abrí la puerta con recelo. Allí estaba ella. Sus ojos color luna brillaban de una forma especial esa mañana. Llevaba un vestido de flores que jugaba con el rosa y el blanco. Su piel, pálida parecía más pálida aún con aquel vestido. Y su pelo negro destacaba contra ese aspecto tan níveo. Llevaba un bolso "capazo" y un sombrero de paja. Su sonrisa color cereza inundó de repente toda mi casa. Y sin decir nada, me dio un beso de buenos días. Rozó mi pelo con sus manos y me dijo: prepara tu cámara.
Le dije que se sentase en mi salón. Fui corriendo a vestirme y cogí la cámara. Siempre la tenía preparada. Clara, al verme de nuevo, corrió hacia mis brazos. Le abracé con tanta fuerza...no quería que se fuese nunca. "Estás muy guapo..." me susurró. "Tú lo estás siempre" le respondí. Ella refunfuñó, pues nunca le gustó que hablara demasiado de ella, no le gustaban demasiado los halagos.
-¿A dónde me llevas?- le dije.
-Es una sorpresa...-respondió con sigilo.
Recuerdo que caminamos durante más de media hora, me condujo hasta los límites del pueblo, cuándo por fin se paró delante de una verja roja. Los matorrales y la vegetación impedían ver más allá de aquel lugar. Clara sacó las llaves y me invitó a pasar. Lo primero que vi... creo que no existen palabras para describirlo. Todo allí era verde. La brisa de la mañana bailaba con las hojas de los árboles. Todo era perfecto, pero más aún cuándo mi mirada se paró en aquella casa. Las rosas que trepaban en ella, su grandeza, su estructura cuadrada y el tejado en forma de pico, las ventanas, las verjas... envolvían al edificio en un tremendo misterio. Pero lo que más me cautivó de aquel edificio era su vejez. Me gustaba cómo el paso del tiempo se hacía ver en él. La mezcla de marrones, verdes y rojos cubría el edificio como un gran lienzo. Aquel lugar parecía mágico, era mágico.
-Clara... esto es precioso.-dije casi sin voz.
-Lo sé. Esta era la casa de campo de mi abuela Isabel. Sabes que viví con ella durante toda mi vida y ella decidió dármelo en herencia.
Clara y su hermano Daniel vivieron con sus abuelos desde siempre. Para ella fue siempre su madre ya que la verdadera no quería cuidarlos. Así de simple. Clara me contó que pesar de todo, vivió una infancia muy feliz. Su abuelo murió cuándo ella tenía tres años y cuándo su hermano tenía ocho. Su abuela tuvo que hacerse cargo de ellos sola y sobrevivieron gracias a que su marido trabajó duro durante toda su vida y ganó muchísimo dinero. Ella solía decirme que su abuela era medio bruja e hizo que su vida siempre tuviese magia. Cuándo Isabel murió... el mundo de Clara se vino abajo. Daniel tuvo que cuidar de clara con tan solo 18 años. Clara adoraba a su hermano.
-¿Y Daniel? ¿Él con qué se queda?- Dije después de unos segundos de silencio.
-Dani se queda con la casa en la que vivimos. Creo que mi abuela lo eligió así porque Dani es más práctico y necesita una casa más cerca del pueblo. En cambio yo que soy una romántica... estoy enamorada de esta casa. Cada rincón guarda un secreto que yo misma confesé. Y Cada espacio vacío conserva la esencia de la magia.
-Vaya...no me extraña en absoluto que te guste tanto esta casa.- pues también me había conquistado a mí- ¿Vas a venir a vivir aquí?
-No, todavía no. Dani me mataría. Dice que soy todavía demasiado pequeña para independizarme.
-Creo que Dani siempre pensará que eres demasiado "pequeña".-dije riéndome.
-En eso tienes toda la razón.-Dijo, riéndose al fin.
Me acerqué hacia ella y la besé con intensidad.
Pero demasiado pronto se separó de mí y dijo: "¿quieres que te enseñe la casa?" Asentí. Estaba deseando ver qué más podía ocultar aquel lugar.
(esta entrada es la continuación de esta )
María,
2 comentarios:
Me ha gustado mucho el texto.
Las casas de campo son geniales, siempre he dibujado de estas hahah.
Por cierto, me encanta la BSO de Amelie, ¡Genial!
Te sigo! Salu2
Me alegro que te haya gustado!
Muchas gracias!
besos, ;)
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