Otra vez aquellos ojos negros me miran con maldad.
Pensaba que ya no los volvería a ver.
Otra vez me miran de frente y se ríen de mi desgracia.
Pero esta vez le devuelvo la mirada. No se lo esperaba.
Le miro con intensidad y no aparto la vista de su fría mirada.
Ya no tengo miedo y mi seguridad se transforma en su inseguridad.
Nunca se pensó que pudiese hacer tal cosa.
Pero ya no le voy a hacer tan fácil dañar mi corazón.
Ya no creo en las batallas.
Lo importante no es saber que has ganado, lo importante es creer que mereces ganar.
Ya no podrás destruirme tan fácilmente. Porque por cada vez que he perdido, me he hecho más fuerte.
María,
No hay comentarios:
Publicar un comentario