Pero esta no lo era, al menos para mí. Aunque lo disimulo bastante bien, mi corazón es un "sin sentido"desde que te has ido. Hoy tendría que estar feliz por ver a mi familia reunida pero... ¿no es esa una excelente razón para mi áspero comportamiento?. Sé que ya ha pasado 1 año, dos meses y 14 días, pero no es suficiente, creo que jamás lo será.
-Cariño... ella, esté dónde esté... estará bien.- dice mi tía Marta. Sé que llevo mucho tiempo sin verla. Que debería ser más simpático. Pero su mirada desgarrada contradice su falsa sonrisa, y eso hace que el dolor se acentúe en mi rostro. Mi máscara cae al suelo y no puedo evitar salir corriendo.
¡Dónde podría esconderme! ¡Dónde podría desaparecer! ...
Entonces, por arte de magia, encuentro aquella casita de madera. Aquella que construimos mi padre y yo. Aquella que en mi infancia era una nave espacial, un tanque, una base militar, un barco de piratas, un supermercado, un palacio e incluso mi estudio para revelar fotos. El perfecto escondite. Nada más abrir la puerta una nube de polvo me da la bienvenida. Después de toser durante un par de segundos, agacho la cabeza y entro con dificultad. Allí estaban todos mis juguetes, encerrados en cajas de cartón. Y mi estudio de revelar fotos seguía intacto a pesar de los años. Aunque es inútil debido a la aparición de las cámaras digitales, nunca lo reemplazaría por nada. Por la ventana entra una tenue luz que ilumina un rincón del lugar. Embelesado, me acerco hacia él. Habían unas fotografías del primer día de instituto. Recuerdo que era nuevo y tenía miedo de no encajar, por eso me llevé la cámara. Con ella siempre estaba seguro. Ojalá hiciese el mismo efecto en mí, ahora. La primera foto era del edificio y las otras tres siguientes de aulas, del pabellón y el recreo. En la quinta aparece un árbol. Mi árbol preferido en todo el mundo. En la sexta aparece mi bicicleta apoyada en una barra de metal. En la séptima una bandera que no ondeaba. Y en la octava...
Mi mundo se vino a bajo. Allí estaba en primer plano. La chica más hermosa que había visto en mi vida. Clara. ¿Es que acaso no tengo suficiente con recordarla cada segundo?... ¡porque he tenido que encontrarla justo ahora!.
Recuerdo perfectamente porqué hice esa foto. Estaba con mi cámara capturando a un pájaro que estaba apunto de volar, cuándo ella, espontánea como siempre, se acercó para asustarme. Y sí, lo consiguió, por eso disparé al azar haciendo, sin querer, la foto más bonita que he hecho jamás.
Y allí, agazapado como un niño, con la foto entre mis manos, permanecí esperando a que llegases diciendo que todo había sido una pesadilla.
(Esta entrada es la continuación de esta)
María.
4 comentarios:
Qué triste >< y qué bonito a la vez...
¡Me gusta mucho la historia!
Sigue así María :)
Un beso.
Gracias Burbuja :) Besos!
kada vez ke leo tu blog te echo mas de menos maría :D
Gracias Rubén!!
Yo también te echo de menos :(
espero verte pronto y gracias por pasarte!
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