Hoy mi madre me ha traído al mar. Sabe que es mi lugar favorito para hacer fotos, al menos, lo era antes. Ella ha dejado su toalla junto a la sombrilla y se ha sentado. Yo miro el mar. Sólo eso. Y entonces, me invaden todos los recuerdos. Mis pies se paralizan. Y miro con desprecio la infinidad del mar. El atardecer se viste de naranja y el paisaje se vuelve más hermoso. No tienes nada que envidiarle. Quizá estaría bien hacer una foto, pero no, ahora no tiene ningún sentido. Nada tiene sentido.
Ahora recuerdo aquella caracola que encontraste. Me preguntaste que si las caracolas tendrían fecha de caducidad. No te tomé enserio. Por último me preguntaste que si todo tenía fecha de caducidad. No supe que responderte.
Desgraciadamente, ahora sé la respuesta.
(Esta entrada es la continuación de esta )
María.
2 comentarios:
Apareció un protagonista fotógrafo en tu historia, justo cuando apareció un fotografo para protagonizar en la historia de mi vida <3
Esa tal Clara se la hizo buena al fotógrafo protagonista de la historia :(
Siquiera le dejó dicho cómo voltear la cabeza para que su vista no se fijara solamente en su partida, pues aunque no se trata de instructivos (porque aunq se sigan al pie de la letra, no logran atar todos los cabos sueltos que guarda el corazón) hablan del cuidado que intenta procurar uno al otro aún diciándole adiós. Es bien difícil eso de tomar decisiones en las q se involucran dos, no sé si estoy a favor o en contra... En fin, me he tomado muy en serio tu relato (supongo q xq está genial) y ya me vine a explayar en tu blog. Me han encantado tus palabras, éstas y las que has dejado en mi blog, realmente creo q somos parecidas n.n
Andaré por acá de vuelta, ya estoy de vacaciones y ahora sí no tengo pretexto :) Un abrazo, muah!
Gracias!!
Me alegra tanto volver a verte por aquí!
besazoss!!!!
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