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lunes, 5 de diciembre de 2011

La ventana

Querida Clara:

Hoy voy a mentirte, aunque quizá me mienta más a mí que a ti. Hoy voy a ser un gran encantador de palabras y de emociones, voy a ser perverso y a jugar con mi corazón, ¿que más da? Te repito que ya nada me importa.

Hace un instante, he hecho una foto a una ventana abierta. Sí, a una ventana que lleva abierta desde que tengo uso de razón. Siempre he imaginado que tras esa ventana habían fantasmas, monstruos, ... A veces incluso tenía pesadillas y podía oler esa olla en la que me imaginaba cabezas guisadas a mano de unas brujas espantosas. No de las que salen en los cuentos, no... sino de brujas con caras conocidas, personas cercanas que desde mis ojos de niño llorón parecían demonios sacados del inframundo. Mis expectativas respecto a la ventana cambiaron cuándo, al poco de conocerte, un anciano me observó mirando detenidamente a la ventana y me dijo: "El tesoro es mío, llevo toda la vida planeándolo... lo lograré, joven, no tienes nada que hacer contra mi experiencia".

Al principio pensé simplemente que al anciano se le había ido la cabeza y que de su boca no salían más que tonterías... pero esa serenidad con la que lo dijo no dejaba de inquietarme. Y bueno, ya sabes, cuándo mi mente empieza a imaginar no hay forma humana de pararla. Asi que el resto de la historia ya la sabrás: incorporé un telescopio en mi habitación para observar de cerca la ventana, imaginé túneles secretos que conectaban mi casa con la otra, investigué acerca del supuesto tesoro, dibujé planos de la casa y métodos para invadirla a la madrugada. Pero al final abandoné la misión, apareciste tú y ya nada me llenaba más, ya me parecía absurdo buscar supuestos tesoros cuándo tenía más de lo que algún día deseé, más de lo que nunca imaginé. Y yo que pensaba que la felicidad sólo consistía en tener una buena dosis de sueños al día.

Ahora, hace unos segundos, horas o minutos, he vuelto a recordar que justo enfrente de mis ojos hay una ventana abierta, esperándo a que todavía sueñe con su misterio, esperándo a ser rescatada del olvido y del tiempo. La he observado, he aprendido a mirarla como antes la miraba, he imaginado a las brujas, he recordado el tesoro del anciano. Pero sólo por un instante, pues no puedo mirar con los mismos ojos de ese niño llorón o ese loco enamorado... ahora sólo miro con los ojos de un egoísta, miedoso y cascarrabias que justifica todo lo que hace por los palos que le ha dado la vida. Víctima, siempre víctima de todo, y enemigo principal de sí mismo.
He vuelto a mirar la ventana, y ha desaparecido todo. La magia, la intriga, los desvelos... ahora sólo parece una simple ventana de una casa abandonada cuyos antiguos inquilinos olvidaron cerrar.

Hace unos días cerraron las puertas de la casa con cemento. Dicen que es porque alguién entró y llamaron a la policía. Sonreí, quizá ese viejo chalado entró a buscar su tesoro. Quizá lo encontró y se fugó con ellos a una isla perdida. O quizá únicamente encontró polvo y muebles antiguos. Sea como sea, mientras veía que poco a poco el hormigón tapaba para siempre aquella casa, como una tumba fría, pensé que algo de mí se quedaba encerrado en aquella casa, sentí como si algo me gritáse: "¡no me abandones!"
Como si algo en mí desease creer todavía en los cuentos. Escribí tu nombre en el cemento fresco, pensé que tú también pertenecías a esa casa, a la que habían sepultado y olvidado. Todos... menos yo.

Pero hay un detalle que todavía me inquieta. Se volvieron a olvidar de cerrar la ventana.
Tengo miedo de volver a creer en la magía, pero lo cierto es que no dejo de pensar que es un guiño. Dicen que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre. Quizá no todo esté perdido, quizá la vida me esté enseñando su mejor lección: que siempre hay razones para creer que nada es imposible, que siempre se puede lograr aquello que ansiamos. Yo por ahora me dedico a mirar a la ventana y a pensar que tras ella está ese niño llorón y ese loco enamorado...


Pensaba mentirte, pero cuándo te hablo te siento tan cerca que soy totalmente incapaz. Perdóna mis palabras, me faltan muchas horas de sueño.


fdo:
Aquel que nunca te olvida.

Foto realizada por la autora

Foto realizada por la autora





María







4 comentarios:

. dijo...

Cuanto tiempo sin leer a clara!!
Este chico es muy como tu ¿no? o como yo creo que puedas ser.
¿Cuanto de ti hay en el?
y ¿Porque no tiene nombre? ;)
Seguire esperando por mas capitulos que me gusta leerlos.

Cuidate María!

María dijo...

Pues verás este chico tiene muchas cosas mías... y si se podría decir que la mayor parte de la personalidad, sobretodo en la parte melancólica, sensible, dramática las he adaptado un poco de mi. Aunque también adopto (sobre todo en otros personajes que surgirán) muchas cosas de los demás que he ido observando.

Me alegra que me preguntes porque no tiene nombre. Verás, no es que no tenga nombre, que lo tiene, pero es una especie de "simbolismo". No tiene nombre porque él no se considera un protagonista, sino que le da todo el protagonismo a Clara, además él no se encuentra a si mismo y ha perdido toda su identidad, para que lo entiendas, es como si se hubiera borrado parte de su vida, por eso no se define ni encuentra. Un nombre dice mucho de una persona, y él no sabe quién es.

A partir de ahora escribiré más capítulos porque tendré más tiempo.

Gracias por leerme y por perder el tiempo con mis historias :)

Besazos!

. dijo...

"Gracias por leerme y por perder el tiempo con mis historias"
Si todo el tiempo que pierdo me gustara tanto como leer lo que escribes seria el hombre mas feliz del mundo.Tengo tiempo de sobra, deberias escribir mas ;)

¿Y algun dia se sabra su nombre?
Me apetece saberlo jeje

María dijo...

Jajaja Muchas gracias Jose! Me anima saber que te gusta, de verdad :)
Y si se sabrá el nombre, más adelante, y se entenderán muchas cosas jajaj
Besos!

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