El horizonte se abre ante ti, parece que todo te dice que nada saldrá mal,
Puede que sea real, que sea este tiempo, que seas tú...
Puede que nadie lo entienda, pero disculpen las molestias:
No paguen por verme actuar, he quemado el guión.
Pero si lo desean pueden aceptar mis sonrisas,
Tomad asiento, ya empieza otra canción.
Qué fascinante es la vida cuándo sólo esperas en un banco
a que el sol nos reciba de nuevo,
cómo si el mundo fuera su casa y nosotros unos simples invitados.
Todo se vuelve dorado, y caes en la cuenta de que la felicidad debe ser sólo eso.
¿Ves? Allí se traza otro camino.
Quizá hacia otro banco.
Hacia otro sol.
¿Te vienes?
María.
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