Sin censura.

La vida cambia y sigue el transcurso de las casualidades, que se amontonan en el aire, esperando estallar de un momento a otro, y engañando a la gente, simulando que la vida no es una auténtica locura en un aparente orden racional y justo.

¿Que hace uno cuándo la vida le cambia? Cuándo el suelo tiembla, cuando de repente, todo lo que creía  increbantable  se desmorona, se desgarra como un  puñal en la espalda, y ya no hay marcha atrás. Llega un día y te das cuenta de que ya no tienes nada de lo que tenías ayer, y te quedan todos esos sueños del pasado nublados por una realidad asfixiante. Decepción, solo queda eso, excepto algo de la fórmula de la vida, la esperanza. Ya no me creo los cuentos, prefiero inventarme unos nuevos, en los que la gente no saque conclusiones de los finales tristes, ni moralejas disfrazadas. Mientras, me dedico al presente, intentando no pensar demasiado en que me he caído , intentando no escuchar a los que me lo recuerdan constantemente en su regocijo personal e intentando querer a esta perdedora, que escribe su historia por primera vez sin censura...y ¡quién sabe dónde estará mañana!...

 No todo tiempo pasado fue mejor, ni tampoco lo mejor está por llegar.

María.