Repite mil veces al día: "Jamás me doy por vencido". Aunque tú cada vez seas más pequeño. Aunque los sueños inunden la habitación dónde te sueles esconder.
Existen fórmulas mágicas para los soñadores. Dices "Jamás me doy por vencido" y de repente, la esperanza lucha contigo. Sin venir a cuento, las posibilidades, los quizás y las casualidades juegan a tu favor.
Nadie puede vencer a alguien que jamás se da por vencido.
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